Hay que ser ciego para no ver en los barrios y ciudades del país, el terrible y frecuente espectáculo, de niños y adultos hurgando en la basura (esta si, abundante)buscando algo para comer
En uno de sus maratones de egolatría de los domingos, dijo el teniente coronel que en Venezuela y Cuba nadie pasaba hambre. Marino Alvarado, afirmó en TalCual, que la encuesta hogares del 2009, realizada por Elías Cooperfield, presidente del INE, destaca que más de 2 millones de venezolanos no tienen ingresos suficientes para cubrir la compra de alimentos.
Dice Alvarado que la página Web del Ministerio para la Planificación y Finanzas señala que para 2007, el 18,42% de los niños entre 7 y 14 años presentaba desnutrición. Entre los de 2 a 6 años, el porcentaje es del 20.44%.
En los menores de 2 años, el 11.29 % está desnutrido. Por lo demás, hay que ser ciego para no ver en los barrios y ciudades del país, el terrible y frecuente espectáculo, de niños y adultos hurgando en la basura (esta si, abundante) buscando algo para comer.
Hay por supuesto otros venezolanos que nadan en la abundancia. El mismo Chávez en uno de sus soporíferos dominicales (yo lo vi y escuché) afirmo estar pesando ¡110kgs!
En cuanto a Cuba, el teniente coronel que ha ido a la isla muchas veces, nunca ha pasado de ser el “turista nata”, siempre en la superficie, jamás le ha interesado conocer la verdadera Cuba, la profunda.
Baja de su airbus de US$ 90 millones, lo recoge un Mercedes Benz blindado, y se aloja en las fastuosas casas reservadas a “figuras ilustres”, (a pitcher ilustre en este caso).
Luego se dedica, prosternado, a escuchar por horas las peroratas de su padre como el mismo ha dicho. Creí por muchos años que el modelo cubano podía armonizar justicia social con democracia social, y que para ello era necesario que América Latina ejerciera un contrapeso junto con factores de vanguardia de Europa y otras partes del mundo, que permitieran su incorporación al mundo globalizado sin temores a facturas bélicas o económicas por parte de los Estados Unidos.
Pero si algo ha hecho Fidel Castro, ha sido utilizar los esfuerzos realizados en ese sentido, para radicalizar un modelo político que no tiene justificación alguna.
Con la caída del muro de Berlín, y mas concretamente con el retiro progresivo del apoyo económico de la URSS, las ya cotidianas penurias del pueblo cubano, empeoraron radicalmente.
En un cuento memorable del escritor cubano Ronaldo Menéndez, “Menú Insular”, encontramos el reflejo absoluto de la realidad de la isla (no la que disfrutan el pitcher y demás turistas).
Habla Menéndez de las cartillas que aparecen en las bodegas. “pan y huevos cuando el Estado los asigne”. Los cerdos, que al decir de Menéndez “desde tiempo inmemorial habían constituido la carne angular del soporte gastronómico” del cubano, comenzaron a ser domesticados en las ciudades y a ser criados en las bañeras.
Sitio idóneo cuando está pequeño, no puede escapar y es más fácil deshacerse de sus desperdicios. Pero al ir creciendo, aumentan los malos olores, y el escándalo de sus berridos.
El régimen, que no produce alimentos, que prohíbe su producción individual, envía sus inspectores para preservar la “salud” de los ciudadanos, y, para evitar los ruidos molestos, confisca el marrano. El cubano entonces apela a un recurso extremo.
Por unos pesos (US$) aparece un compañero veterinario, armado de un maletincito parecido al del Dr. José Gregorio Hernández, extrae de allí una enorme jeringa y, en una especie de acrobacia taurómaca, como si se tratara de clavar los rehiletes, anestesia al chicharrón potencial.
Luego, nos cuenta Ronaldo Menéndez, con apropiado instrumental “va extrayendo esos pedacitos de carne rosada que son las cuerdas vocales”. Se acabaron los berridos, ahora es cuestión de profundizar la limpieza, y esperar el momento de alimentar la familia.
La Cuba profunda se conoce guiado por alguien que la vive, y esos son por lo general los hastiados de las verdades únicas, del jefe único, del partido único, del pensamiento único.
Allí esta la verdad. La de las Damas de Blanco, por citar solo un caso que basta para conocer el “socialismo real”, ese que Chávez quiere vender como del “siglo XXI”.
Lo demás fue un hermoso sueño, que terminó en pesadilla, secuestrado por “iluminados” que en nombre del socialismo, la justicia y el amor, solo produjeron, muerte, miseria y dolor.
FREDDY NUÑEZ
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